miércoles, 16 de mayo de 2007

Diálogo entre Generaciones

- ¡Hola! ¿Bailas conmigo?

- ¡Venga abuela! ¿Qué tú le pediste bailar a él?...

- Sí, eso es, yo le pedí que bailara conmigo.

- Pero abuela, eso no puede ser, vosotros erais de pueblo. De uno grande, pero de pueblo. Y en los pueblos eso no pasaba. No me engañas…

Reí con ganas la ocurrencia de mi nieta, la verdad es que recordar ese día me sigue haciendo gracia

- Es cierto, pero no te engaño. ¡No lo haría aunque pudiera! Tu abuelo no se decidía a pedírmelo ¿sabes?. Se limitaba a plantarse delante de mí, sin decir una sola palabra y yo acabé cansándome. Lo que unas cuantas viejas chismosas pudieran decir de aquello me traía sin cuidado, y a tu abuelo también…pero en fin volvamos a la historia

Como te estaba contando, eran las fiestas del pueblo. Tu abuelo estaba embobado mirándome sin atreverse a decirme nada. Y yo me acerqué y le dije: “¡Hola!, ¿Quieres bailar conmigo?”. ¡No te puedes imaginar lo que le cambió la expresión del rostro!. Pensé que se iba a dar la vuelta e iba a salir corriendo, pero no. Me sonrió y me dijo “sólo si me prometes que bailaré contigo el resto de mi vida”

Al poco tiempo nos casamos, éramos muy jóvenes y vivimos muy felices. Yo tendría unos años más que tú pero no muchos más, por eso nunca podré decirte que lo que te ha pasado es una tontería y que se te pasará... Ojala pudiera…

-¿Cómo era el abuelo?

Pues la verdad es que era un hombre muy guapo, tenía la piel morena y suave y un pelo tan negro como el tuyo. Sus ojos eran los mismos que los de tu madre, grandes, almendrados, de un verde tan intenso que incluso hacía daño cuando te miraba. Te lo juro, cuando me miraba con aquellos ojos el mundo a mi alrededor se paralizaba por completo.

Tu abuelo era muy inteligente, lástima que no le sirviera de nada el día que le hacía más falta…

Se pasaba las horas leyendo, le traían todos los días el periódico y lo leíamos juntos. Te parecerá una tontería, leer el periódico es algo muy normal. Pero en el pueblo no muchos sabían leer y desde luego que los que sabían no leían el periódico.

Yo siempre le decía que había nacido unos años antes de los que le tocaban y él se reía, pero era cierto. No era un hombre machista, como habría sido lo normal. Me escuchaba, nada le hacia más feliz que saber cuál era mi opinión. Fuimos muy felices, mucho.

Eso sí, tu abuelo era muy bruto, tan bruto como su madre. Como se le metiera algo en la cabeza…

- El abuelo era rojo ¿verdad abuela?

¿Quién?, ¿Tu abuelo? ¡Que va! Él no era ni de unos ni de otros, le gustaba decir que tenía sus propias ideas “porque no van a venir una panda de burros que en su vida han leído un libro a decirme lo que tengo que pensar”. Y con esto se refería al alcalde y a todos para los que trabajaba. Como tu abuelo era tan listo intentaron mil veces que ocupara un cargo en el ayuntamiento pero no lo consiguieron.
Él no era de ningún bando, pero la dictadura acabó con él, como con tantos otros

- Pero entonces no lo entiendo, ¿Qué fue lo que pasó? Porque en fin el abuelo no era nadie importante…sólo era el jardinero del ayuntamiento…

Si es verdad, tu abuelo no era importante, pero ya te he dicho que en el fondo era muy bruto y nunca se callaba. Yo se lo advertí mil veces pero nunca me escuchó “yo nunca le he hecho nada malo a nadie, ¿quieres tranquilizarte? Contra mí no tienen nada”

Pero se equivocó, sólo cometió un error grave en su vida y ese error acabó con él.

Un día se presentaron en casa y se lo llevaron. Yo no estaba pero me lo contó la vecina. Le metieron en la cárcel y no le vi nunca más. Si lo hubiera sabido, si hubiera sabido que ese iba a ser el último día que lo viera…

A los pocos meses recibí una carta y supe que le iban a matar. Yo albergaba la esperanza de que le soltaran. Como bien has dicho tú, él no era nadie y era cierto que nunca había hecho nada malo. Su muerte no tenía sentido ni razón de ser pero le mataron igual y me quitaron lo que más quería. En la carta sólo me decía “gracias mi amor por cumplir tu promesa. Ni un solo día he dejado de bailar a tu lado”

El resto era para tu madre, sé que de lo que más se arrepintió en su vida fue de no haberla conocido. Nació a los pocos meses ¡pobre hija mía! Tardé mucho tiempo en quererla. Me recordaba tanto a él, esos ojos….

Nunca supe quien le denunció, sólo sé que por algún extraño motivo le quería muerto. Por aquella época, tu abuelo había empezado a llevar la contabilidad de una casa y le acusaron de robo. No estuvo más de tres meses en la cárcel cuando le concedieron el indulto. Pero alguien se encargó de retenerlo durante unas horas. Cuando llegó el indulto y fueron a sacarle de la celda le acababan de matar.

Me pasé mucho tiempo intentando dar con el culpable pero no le encontré, al final me fui del pueblo. No soportaba la idea de vivir con el asesino de mi marido sin tener la oportunidad de vengar su muerte. Porque lo hubiera hecho, le hubiera matado con mis propias manos y no me hubiera arrepentido nunca.

Escúchame cariño, has tenido tu primer desengaño amoroso. Eres muy joven, los adolescentes de ahora os creéis que lo sabéis todo pero no es verdad. Yo no te puedo decir que lo olvidarás con el tiempo, pero si puedo decirte que todavía te quedan muchos más golpes. No sé si peores pero desde luego que te quedan más.

Dicen que el tiempo lo cura todo, pero ¿sabes? Es la mentira más grande que te pueden contar. El tiempo no puede curar cosas así, pero te puede ayudar a encontrar la forma de salir adelante

Yo lo hice, tuve que hacerlo, tenía una hija. Y te juro que no quería, que hubiera dado cualquier cosa por haberme muerto con él. Pero tuve que salir adelante como tantas otras mujeres. Al final me di cuenta de algo importante, sólo perdemos aquello que hemos tenido, ¿entiendes? Si yo perdí a tu abuelo fue porque lo tuve. Piensa que cuanto más te duele el golpe, es porque la caída viene de muy arriba, de muy muy arriba. Y eso no te lo puede quitar nadie, no lo consientas.

Lo que te quiero decir es que pase lo que pase, no se te ocurra refugiarte en la tristeza y en la rabia que sientes ahora. No es buena idea. Si necesitas refugiarte en algo hazlo en toda la felicidad que sentiste antes de que todo se volviera contra ti.

Llora todo lo que tengas que llorar, hasta que te canses, hasta que te quedes vacía por dentro. Pero luego levántate, lávate la cara y sal a la calle con una sonrisa. Tienes una cara hecha para sonreír así que no la desaproveches nunca. Además has de saber que las mujeres de esta familia no se permiten el lujo de pasarse más de dos días seguidos llorando. Nosotras, hemos nacido para luchar.

1 comentario:

Pugliesino dijo...

Nacida para luchar, para sobreponerse a las dificultades, para sonreis y para producir las lágrimas mas enternecedoras. Aquella niña que preguntaba ¿por qué? dio fuerzas y sentido a toda una generación en creer que la libertad era posible y la sinrazón vencida. Una historia de amor, de amor y de coraje.
La leí, no sé como o cuando pero la leí porque recordaba cada palabra.
Un beso