lunes, 16 de junio de 2008

Le Temps qui Court

Tengo un muro a la altura de mis ojos, de mi cuerpo, de mi alma, de mí. Tengo un muro que no me deja pasar al otro lado, lo miro, busco con los ojos una grieta por la que poder resbalarme mientras el tiempo corre hacia mí. Pero a él no se le escapa nada

Lo araño con los dedos intentando que una parte de él quede atrapada entre mi uña y mi carne, me hago un hueco en el muro para que el tiempo no me alcance. Le robo segundos, minutos y al hacerlo me desangro pero no me importa, merece la pena.

La sangre resbala por mi piel, cae al suelo y se mezcla con la arena, sonrío, una parte de mi se quedará aquí, en esta tierra. Me voy, me voy de mi casa, me marcho de Suiza y el tiempo se precipita hacia mí mientras un muro inmenso me impide salir corriendo.

Ya no lloro, sólo me queda un mes, estoy ocupada ganándole terreno al tiempo, siendo consciente de todo, aprovechando cada momento. Cada vez que despierto a tu lado lo hago sabiendo que no lo volveré a hacer. Cuando me suplicas para que baje de la cama, algo dentro de mí sonríe en silencio pensando que en un mes no llegarás tarde al trabajo porque no estaré yo para ganar batallas.

Busco tus ojos a diario porque soy consciente de que llegará el día en que sólo los encuentre en mi memoria. Me pierdo en el marrón que rodea tus pupilas, mientras tu cuerpo llena mis espacios vacíos. Rompo las barreras de tu piel, me abro paso hasta tu alma y la observo desde dentro. Acaricio con los dedos los pocos ratos de cordura que guarda esta locura, lo poco que me queda antes de que el tiempo me atrape y me arranque de tu lado.

Lo sé, me voy y lo sé, pero ya no lloro, no tengo tiempo para hacerlo. Me deshago, me desangro, me esfumo, mi silueta permanece pagada al muro, me duele todo el cuerpo pero no me rindo y sigo arañando, haciéndome un hueco, fundiéndome en el ladrillo, robandole segundos al tiempo.

Me observas, sé que te duele verlo, me apartas del muro, me sonríes, me abrazas, me besas, consigues detener el tiempo y te juro que sé aprovechar ese momento. Que soy consciente de que te quiero, que he nacido para ello aunque al hacerlo me muera por dentro.

Me voy pero al mismo tiempo me quedo, me quedo en la playa, en el lago, en los Alpes. Me quedo en Ouchy, en mi barrio, en el puerto donde una noche discutimos nuestro futuro temblando de frío. Me quedo en el centro, en la plaza del ayuntamiento, en la plaza de la Riponne, en todos y cada uno de los escalones que llevan a la catedral.

Me quedo en St François, en el día que te conocí, en el parque de Montbenon. Me quedo en el Captain Cook con tus ojos descansando en mis pupilas mientras te contaba todos los problemas que me había dejado en España.

Me quedo en mi casa, en mi habitación llena de fotos de la gente que me dejé en España y de la que tengo ahora. Me quedo en cada vez que he estado enferma, en cada una de las noches que viniste a cuidar de mi. Me quedo en tu risa, en la mía.

Me quedo en la UNIL y en su campus inmenso, me quedo en la biblioteca de la EPFL estudiando y echándote de menos. Me quedo en cada uno de los menús aburridos de la Coupole, del Vinci, en la pasta del Corbusier.

Me quedo en Portes du Soleil, en mis múltiples caídas en la nieve, en tu silueta comida por la niebla gritándome para que me levantara y siguiera bajando. Me quedo en cada una de las fiestas, me quedo en tu cumpleaños, en el de Xavi, en el de Javi, en el mío. Me quedo en cada viaje que he hecho contigo, Estrasburgo, Edimburgo, Budapest, Genova, Milán dentro de poco. Me quedo gritando en todos los conciertos.

Me quedo en el centro deportivo, en las clases de rock&roll, de hip-hop, de salsa. En los partidos de tenis, me quedo corriendo por el lago y esperándote en la orilla mientras remas en tu kayak.

Me quedo justo aquí, en Lausanne, en mi hogar, en mi casa. Pero también me quedo en la tuya, en tu habitación sin decorar, en la cortina por la que siempre se cuela el sol, en tu litera que cuesta tanto trabajo bajar por las mañanas. Me quedo en tu cama, en tu cuerpo, en tu sonrisa, en tus ojos, en tus caricias, en tu piel, en tus labios.

Me voy y lo sé, pero por mucho que corra el tiempo, me quedo siempre aquí, justo aquí, entre tus brazos, me quedo en tu recuerdo, me quedo contigo.

Imagen: Kristineslife101