martes, 7 de agosto de 2007

La casa de las siete puertas

Le escuché en silencio porque escupir aquella historia parecía costarle demasiado. Su voz se rompía un poco más en cada palabra, en cada sílaba y él parecía descomponerse lentamente al pronunciarlas. Me hablaba muy despacio como si su vida se mantuviera suspendida de un delgado hilo nacido en sus labios. Ni siquiera me miraba a los ojos, los mantenía cerrados, parecían sangrarle de dolor.

- Nunca te he contado la historia de nuestra familia ¿verdad?

Me preguntó agachando la cabeza lentamente respetando el ritmo que le imponían la desazón y la vergüenza. No hizo falta que le respondiera, continuó hablando al mismo tiempo que yo le cogía una mano para hacerle el camino más fácil.

- Es complicada supongo que ya te habrás dado cuenta, no nos salvamos ninguno. Ni siquiera tú que eres tan joven consigues salvarte de la maldición que nos impone este linaje. Aquí cada uno tenemos lo nuestro, lo que nos ha tocado.

Abrió los ojos por primera vez y sin miedo se encontró en los míos. Le miré, él era el raro. Desde antes de que yo naciera le condenaron y nada ni nadie podrían quitarle esa fama. No hablaba nunca si no era para decir algo importante. Hacía cosas que nadie entendía, pero el ácido sabor de la maldición mansamente le proporcionaba el dulce sabor de la licencia. Era el raro, podía hacer lo que él quisiera.

Conmigo era diferente, a mí me hablaba, me hablaba como cualquier otra persona, nos tirábamos horas hablando. A mí me escuchaba, se preocupaba por mí, me entendía y me ayudaba siempre que podía.

-Tu abuelo, mi padre, tenía una amante. En realidad tuvo unas cuantas pero esta fue más importante. No me mires con esa cara, era algo normal. Nunca supo ocultarlo y mi madre lo sabía pero no la importaba. ¿No te has fijado en que siempre se está quejando? Era la excusa perfecta no podría tener otra mejor para dar lástima que es lo que más la gusta.

Como te iba diciendo, se metió en la cama de esta mujer y allí se enamoró de ella. Ni siquiera él podía sospechar que algo así ocurriría. Nos abandonó y tu abuela se pasaba el día llorando, lamentándose de lo que nos había hecho a todos, con todas las vecinas a su alrededor consolándola. ¿No te has fijado que siempre hay gente que le da lástima a todo el mundo? Siempre tendrán a alguien detrás que les saque del pozo sin que ellos tengan que mover un músculo. Mi madre es de esas.

Sin embargo esto fue demasiado para ella, al ver que no volvía le amenazó, él no tenía un duro todo el dinero era de mi madre y a tu abuelo no le quedó más remedio que regresar a su lado. Supongo que ella nunca se recuperó del todo de aquella historia y se volvió loca. No quiere que nadie más la abandone, sería la mujer más feliz del mundo si pudiera mantener a todos sus hijos en casa con ella. Se encargó personalmente de cada uno, nos estudió por separado y con una paciencia infinita puso en marcha su plan.

A cada uno nos hizo creer una cosa, a cada uno le impuso un castigo que le impidiera salir a la luz. A tu tía le tocó la inseguridad, no salía nunca a la calle a menos que no fuera necesario y si lo hacía no levantaba la vista del suelo. Tu padre es el depresivo, ¿no te has fijado? Siempre está triste, ha superado tres depresiones y es porque mi madre se encargó de amargarle la vida. Y yo soy el raro, yo ya la pillé mayor porque no sé si es un castigo o una bendición del cielo.

Me falta mi hermana pequeña, ¿verdad? Pero ella no tiene defectos. Ella es igual que mi madre, una mártir, una santa que le da pena a todo el mundo. No necesitaba más, es su viva imagen.

Cuando construyó esta casa tu padre y yo ya no vivíamos con ellos, nunca llegamos a vivir en esta casa pero tenemos nuestra habitación esperando nuestro fracaso en la vida para regresar a su lado. Es perverso, nos está esperando y es así tal y como te lo cuento.

Y si lo hago es porque está empezando contigo, ahora que se ha ocupado de sus hijos puede empezar a ocuparse de sus nietos. Además ahora cuenta con la ayuda de su hija. Vete, sal de aquí, márchate lo más lejos que puedas porque no vas a poder con ellas. Y sé que tú crees que puedes con todo, que no eres santa como tu abuela y que odias quedarte quieta sin luchar. Pero esta guerra la tienes perdida, si te quedas aquí mucho tiempo la casa te reclamará como suya.


La casa, siempre me había dado escalofríos. Era tan grande, tan fría. Recordé la historia de miedo que me había contado mi padre cuando era pequeña. Una de un hombre que vivía muy cerca de nosotros. Un hombre normal que se volvió loco y empezó a hacer puertas, construyó puertas en la casa mientras los vecinos encontraban un nuevo tema del que hablar. Hasta que construyó siete, se tiró todo la noche trabajando y cuando la terminó mató a toda su familia.

Nunca más lo volvieron a ver en el barrio, tampoco

se encontró su cadáver. La casa de las siete puertas, como pasó a llamarse, se derrumbó y los vecinos dejaron de hablar de esa historia. Por miedo o por lo que prefieras.


La casa de mis abuelos tiene siete puertas, siete, ni una más ni una menos y siempre he sentido que estaba maldita.


13 comentarios:

Laura Luna dijo...

Has sabido mezclar la fantasía con el realismo, puesto que las maldiciones son bastante factibles (con un buen lavado de cerebro, te pueden infundir depresión). Sin embargo, la historia está algo falta de originalidad, pues la leyenda que hay detrás es una mezcla de otras ya muy conocidas. Y yo sé que lo puedes hacer mejor, incluso poner más de ese talento que tienes para describir los sentimientos^^
Un besito, Sharon,
Mun

Carabiru dijo...

Me ha gustado, sobre todo el principio, la conversación tío-sobrina, el final me parece un poco menos logrado (que no peor) si lo comparamos con ese inicio que me ha encantado.

Una madre que va quebrando a sus hijos... qué malvada.

Te sigo leyendo. Salu2

Pugliesino dijo...

Una frase, una historia, en ambas la ternura frente a lo que roe las entrañas, lo no desvelado frente a la tensa espera de serlo. El silencio que envuelve la escena tan solo roto por aquellas palabras que ya no pueden detenerse hasta el instante final del secreto que tanto dolor había causado a quien lo custodiaba. Un relato, un diálogo casi monólogo, entre la advertencia y el cariño, que se transforma en pensamiento, reflexión, en incertidumbre sobre si será cierta esa maldición!
Una historia de terror, de amor, de misterio, de luchas, de odios, de desamor, de supervivencia.
Y como dice Mun talento no te falta para seguir escribiendo más y mejores!
Un abrazo enorme!!

Miss Lawliet dijo...

Solo puedo decir que me ha ENCANTADO, supongo que en parte es porque mi abuela hizo lo mismo... Por suerte, solo pudo con algunos hijos, no es mala, solo es la martir y ahora tiene una hija que es martír también.
No sé si tú has vivido esto de cerca, pero lo relatas como si estuvieras en esa casa de mi abuela que tiene, justamente, 7 puertas... ¿Casualidad? Las casualidades no existen.
Pero yo ya me fui hace años, lejos, muy lejos... solo le queda una hija martir y la sombra de lo que antes fue mi abuelo.

Besos.

Anónimo dijo...

Uuuuuuuuuuuyyyyyyyyyy Sharon que lo has clavado!!! Pedazo de historia que te ha salido con tu frase!!! Mae mía.

De verdad, me ha gustado mucho. Difícil imaginar una mujer tan diabólica eh!! Prefiero tener a Bush de abuelo que esa tipeja de abuela la leche! Además te diré una cosa, hay un párrafo que me ha tocado un poco, en el que dices lo de que hay gente que siempre va dando pena. Uf mi abuela es así, la he enmarcado en ese párrafo perfectamente jaja.

Te has currado una trama muy buena, qué mente más diabólica tienes jajaja, aunque espero que no conozcas ninguna persona así... si no, ya puedes salir por patas!!

Un fuerte abrazo!! Y gracias por la frase ;o)

Anónimo dijo...

No te puedo decir que es lo más bonito que has escrito. Bonita no sería un adjetivo que le pegara a esta historia... Pero sí que te voy a decir que está entre lo mejor que has escrito. Me parece una historia buénisima de principio a fin. Podría señalar dos partes diferenciadas en ella y las dos me parecen igual de buenas...
Tú dime lo que quieras, pero es tu frase y te has lucido de lo lindo maja!!
Algún día encontraré algún pero entre tus letras y te dejaré una crítica, algún día... pero para que eso pase... ¡¡como no me ayudes tú un poquito lo tengo crudo!! ;)
Besotes, aplausos y... ¿? ¿qué venía ahora? SONRISAS, muchas sonrisas, que no se te olvide!!

Mj dijo...

Increíble historia, sobre todo porque disfrazada de misterio has contado algo que pasa más a menudo de lo que parece.
Es una maldición que toca de cerca a muchos. El chantaje emocional es muy fácil de usar y difícil de detectar a veces.
Abriremos los ojos, por si el peligro acecha.
Saludos desde la puerta número ocho :)

Anónimo dijo...

Calla, calla... que yo quería hacerte soñar con un tío wenorro y Miki no me dejó...
Pero es que claro, él tiene razón: si se muere durante una sueño... ¿cómo narices vamos a saber el resto lo que esa persona estaba soñando? :S
Esa minucia se me había escapado a mí, pero bueno... otras cosas se os escaparán también a los demás, ¿no? Pos yastá!! ;P
Más besotes y gracias por tus palabras!! Muackisss

Anónimo dijo...

Me encantan este tipo de historias, esta tuya me ha gustado mucho. Pensar que hay muchas personas así te da un terror...
yo conozco algunas brrrrrruuuuu que miedo.
Me alegro de que te gustase mi página muchas gracias.
Un abrazo

Klover dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Klover dijo...

Hola Sharon!

Lo primero felicitarte por la frase; desde hace ya algún tiempo no "tocaba" una con la que verdaderamente me sintiera a gusto.

Tu relato me ha gustado aunque estoy de acuerdo con Mun en cuanto a lo de lo originalidad de la historia de la casa maldita, solo le pongo ese pero...El resto me ha gustado mucho; el relato comienza con mucha fuerza con ese diálogo sobrina-tío y tu forma de escribir me parece bastante buena.

Un besote y hasta la próxima!

p.d: he borrado el otro comentario porque tenía algún que otro gazapo y era la única manera de cambiarlo...así que corta y pega....fallo borrado y postdata añadida ^^

Óscar Sejas dijo...

Ahora tendré pesadillas porque mi casa tiene...oh santo cielo¡7 puertas!

Uy, uy...como dirían en Ice Age 2: Mil años de mal yuyu...

Jajaja. Fuera de bromas. Te has salido con tu frase y has metido el miedo en el cuerpo.

¡Un abrazo!

Anónimo dijo...

Gracias por tus plabras me animan mucho para seguir esforzándome en mejorar. Un besito